2 feb 2021

 María de los Angeles Lasa, en su muestra “Las últimas fronteras del socialismo”, visitó dos puntos, álgidos, simbólicos y lejanos a la zona de confort. A pesar de ser esta la primera muestra de la villamariense, el impacto genera un recorrido imperdible




Los símbolos o emblemas aún latentes del socialismo se diferencian desde el vamos en la iniciativa, pero finalmente algo se parecen. Con esa premisa, María de los Angeles Lasa lleva adelante una muestra virtual en la Usina Cultural titulada “Las últimas fronteras del socialismo”.

Con una cámara Nikon D3100 y un IPhone 7 Plus (y de manera aficionada) la villamariense especialista en Relaciones Internacionales y Doctora en Ciencia Política, encaró dos destinos que no son fáciles de retratar con la lente en mano: Corea del Norte y la zona de exclusión de Chernóbil, en Ucrania.

Bien sabido es que el acceso al país norcoreano no es nada fácil y las limitaciones (a la hora de registrar la visita) son difíciles. El constante monitoreo de los guías turísticos, los medios de comunicación y los lugares de visitas (ninguno puede hacerse en soledad), generan una situación tensa.

Por otra parte, en el país ucraniano, aquello que fuera una planta nuclear, tras la tragedia de los 80, hoy es una tapera donde el abandono se respira en el aire mientras se oyen los pasos de los turistas que avanzan entre la vegetación que volvió a tomar lo que le pertenece.

En diálogo con El Diario, Lasa (radicada en Buenos Aires, pero hoy en Villa Nueva, por razones del aislamiento por Covid-19) definió un poco la muestra y también comentó el contexto, ya que ella se sumó cuando la Usina Cultural abrió la convocatoria.

“Tomé algunas clases de fotografía, siempre fue muy aficionada y nunca me animaba.  El año pasado (en la convocatoria) me arriesgué y presenté algo que tenía en mente. Estoy contenta porque la eligieron”, destacó.

Respecto a la travesía por la República de Corea del Norte, país al que “solamente pueden entrar 9 agencias autorizadas”, la entrevistada, que viajó con su madre, dijo que estaba vedado el ingreso con lentes mayores a 150 milímetros.

“Yo tenía una cámara un poco más grande y tuve que reconvertirla. También existen límites: pueden ser réflex, pero de determinadas características”, dimensionó.

Tras arribar, luego de rellenar diversos formularios y exponer sus almacenamientos de imágenes (memorias SD y micro SD), pudo por fin iniciar un trayecto que estaría todo el tiempo con la presencia de los guías (amos y señores de lo que se puede ver y retratar).

Las estatuas de los líderes, gigantescas e imponente, no pueden ser fotografiadas parcialmente, “sí o sí deben ser de cuerpo entero”, aseguró Lasa refiriéndose al gran monumento de la colina Mansu ubicado en Pyonyang.

Aun así, con su teléfono celular, y arriesgándose, la joven disparó y pudo tomar una imagen que “por perspectiva se pueden ver a las personas más grandes que a las estatuas”. 

“Eso fue una “burla” a la regla. Cuando me estaba volviendo, como tenía miedo que me secuestraran la memoria y quería guardar esa foto… pasé todo a una micro SD, la guardé en una billetera”, narró.

Una agente de Tránsito dirigiendo un tráfico que no existe

 

La señorita del tránsito

En su diálogo, siempre cargado de política y tras ser consultada respecto a qué disparos son los que más le agradan, sostuvo que los elegidos son “los de aquellas fotografías en las que no estaba sometida al control de los guardias. Es súper difícil sacar buenas fotos en un contexto de tanto control. Una de esas es la de una señorita de tránsito, que está de espaldas haciendo la venia militar”, tal imagen, también fue la que eligió como representativa de tal exposición.

“Me gusta mucho por lo que significa para occidente la señorita del tránsito … se trata de un escuadrón de mujeres que dirigen el tránsito y representan esta militarización del espacio. Su tarea la realizan dirigiendo un tránsito que no existe… es una gran mentira”

“Es como muy mentiroso todo. Las ves siempre paradas en esquinas y a ella la tomé con un fondo gris, que es lo más representativo: El gris, lo militar y la mentira”, redondeó.

Vale la pena mencionar que la mayoría de los habitantes de tal país asiático utilizan bicicletas y en algunas zonas del interior algunos ni siquiera pueden comprarlas ya que cuestan en promedio 300 dólares (frente a un ingreso mensual de 40).

 

Los colores

Advirtiendo el predominio de tonalidades ocres, la reporteada asintió: “Quería transmitir lo más posible la paleta de colores del país. Por eso mismo la muestra empieza con una fotografía en negro, toda oscura. Si hay algo que es Corea del Norte es que es un país oscuro. Esto se da por las restricciones económicas: apagan la luz a las 18 y en el hotel después de 1 de la madrugada la cortan directamente… los colores son gris o marrón”.

“Hay dos ciudades donde se ven fachadas de colores porque en la década del 90 se abrió al turismo de Corea del Sur, por contexto histórico, ya que hay un monte sagrado. En entonces, se llamó a las agencias de publicidad y comenzaron a vender el país a través de la publicidad y la televisión. Comenzaron a ponerle color a las fachadas y se lanzó un programa, pero cuando te acercas a los edificios se ven como “veteados”, una pintura de mala calidad, gastada y sin carga de color… es como algo al agua”.

 

Lo no registrado

Aquello que no se puede ver (o compartir) tal vez sea lo que más intriga de tal recorrido y también es una espina clavada que enciende su deseo de querer volver. Respecto a aquello “pendiente” que le hubiera gustado tomar fue una visita al Palacio del Sol, donde permanecen embalsamados los dos líderes anteriores que han muerto. Tal vez este sea uno de los mausoleos más grandes del mundo.

“Uno ingresa, sin cámaras, y te suben a una cinta como de aeropuerto. Son 35 minutos, a paso de hombre, con una marcha gloriosa generando algo así como una procesión forzosa. Allí, en los dos los costados se narra la historia de los dos líderes y uno va viendo las escenas de su vida… como la cuentan; me hubiera encantado retratar aquello”.

 

Shoppings del capitalismo

Por último, respecto a Ucrania, la zona de exclusión de Chernóbil, y asociándolo con el país pretérito, Lasa ironizó respecto a los “contrasentidos”. “Esto de cómo los símbolos del socialismo son exponentes del capitalismo… me gustan. Son esos “otrora”, los significantes vacíos de contenido por lo que estudié”. 

“Si bien Chernóbil no llega a ser un lugar masivo porque hay miedo a la radiación. Se vive este espíritu raro… símbolos del comunismo convertidos en shoppings de capitalismo”.

Esto último se retrata en una figura de Vladimir Lenin (emblema y principal dirigente del sector bolchevique durante la revolución de octubre de 1917, tras lo que sería el primer y máximo dirigente) que ha sido intervenida con colores llamativos: “Se trata de una escultura que estaba (y está) en la entrada de un complejo militar que es monstruoso”.

“Está afuera de este complejo y me sorprendió. Al consultar me comentaron que vandalizaron. Hay incursiones de personas que ingresan sin autorización y se acostumbraron a intervenir en el espacio público con cosas tales como grafitis, murales y esculturas”, finalizó la autora, quien jura haber tenido una vida anterior ligada a la época de los enfrentamientos políticos, económicos y sociales desatados durante 1945, en plena Guerra Fría.

La muestra de María de los Angeles Lasa puede visitarse a través del sitio web: usinacultural.unvm.edu.ar .

 

Claves

Corea del Norte es, oficialmente, una república socialista ; Kim Il-sung, el fundador del Estado norcoreano, es considerado el Presidente Eterno de la República. Su hijo Kim Jong-il fue comandante supremo del Ejército, presidente de la Comisión de Defensa Nacional y jefe del Comité Militar del Partido del Trabajo de Corea, pero hasta julio de 1995 no asumió formalmente la jefatura del Estado y del Partido, que quedaron vacantes temporalmente. A Kim Jong-il no se le trataba con el título de presidente, como a su padre, sino con el de “dirigente”.

Tras la  muerte de éste último, el hijo menor, Kim Jong-un, fue nombrado heredero de los poderes políticos de su padre en octubre de 2010, a los 27 años de edad hasta la actualidad.

El accidente de Chernóbil fue un accidente nuclear sucedido el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, que en ese momento pertenecía a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a 3 km de la ciudad de Prípiat, a 18 km de la ciudad de Chernóbil y a 17 km de la frontera con Bielorrusia.

 

Perfil de la autora
María de los Angeles Lasa nació en el año 1986 en Villa María. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Córdoba, magíster en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y doctora en Ciencia Política por la Universidad de Camerino (Italia).


Publicado en El Diario del Centro del País


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