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¿Dónde está su padre?
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Ahora lo tengo bien
adentro.
Esas fueron las palabras de Raul
Ernesto Piñel, quien desde 2008 está alojado en la unidad número 34 del
conocido hospital psiquiátrico Melchor Romero acusado de “homicidio agravado por el vínculo” por de haber asesinado y
descuartizado a su padre, guardado sus riñones y corazón para comer parte de ellos en un guiso.
El hecho ocurrió durante una fría
tarde-noche de Junio en Daireaux, una localidad pequeña, que cuenta con doce
mil habitantes, ubicada en el Gran Buenos Aires.
Para ser más exactos, el día 29 de
Junio, un vecino se acercó a la casa de Raul E. Piñel, para saludar a Raul P.
Piñel (padre) y fue atendido por el primero
que, con las manos ensangrentadas, le dijo que su padre no estaba.
Éste vecino, luego de ver dicho escenario,
se dirigió a la policía asegurando haber visto al joven y también el piso de la
morada lleno de sangre. Las fuerzas, rápidamente llegaron al domicilio en
cuestión: una humilde vivienda de ladrillos sin revocar en el barrio Don
Cándido. Al entrar por la fuerza, los uniformados se encontraron con un panorama
macabro. En el piso, yacían distintos restos humanos (entre huesos y órganos). Para
ser más descriptivos, el expediente cuenta que había viseras desparramadas,
restos de lo que fuera la columna vertebral de la víctima (aparentemente
cortada con una pala) y dentro de una “chanchita” – también conocida como
Salamandra - más restos del cadáver descuartizado.
Eso no era todo. A un costado,
sobre una cocina blanca algo se cocinaba a fuego lento. Los efectivos, tras
haberse acercado para ver cuál era la cena de Piñel, dieron con una especie de
guiso que contenía: Ajo, cebolla, vinagre, aceite, tomate y, flotando en el centro de olla, los riñones
y el corazón de su padre. Dichos órganos vitales fueron reconocidos rápidamente
ya que no se encontraban siquiera fileteados. Al cuadro espeluznante que vieron
las autoridades lo completaban una botella de vinagre de manzana y una varilla
de pan “pellizcada” en su punta. Un examen más exhaustivo demostró que ambos
órganos no se encontraban completos y presentaban mordidas compatibles con la
de los dientes de un humano.
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Me las pagaste todas
juntas – dijo finalmente Piñel, mirando la olla.
Al ser indagado, el acusado confesó
que a su padre lo había asesinado un día antes con un cuchillo de cocina tipo
“Tramontina” momentos en lo que tuvo una discusión. Los distintos vecinos del
barrio aseguraban que Piñel Padre era muy conocido en el pueblo por haber
maltratado durante años a su esposa y a sus hijos, motivos que más adelante
trascenderían por distintos medios de todo el país y el mundo.
Vale la pena mencionar, que al
momento de haber sido arrestado, el asesino se encontraba en la casa gozando de
una salida transitoria (cumplía en el penal de Urdampilleta una condena por
robo calificado)
Se hablóen aquellos tiempos de
HannibalLecter, quien brillaba en el cine mundial. También se asoció al
culpable con una secta. Muchas versiones y opiniones dieron vuelta de manera
incansable por el imaginario popular y
urbano. Finalmente, en 2011, las pericias confirmaron que Piñel era un enfermo
psiquiátrico que no comprendía lo que hacía. Fue declarado inimputable y en este
momento está bajo la tutela del Juzgado de Ejecución Penal
de Trenque Lauquen.
* Publicado en EL Observador de Monte Maíz
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