20 dic 2018



Desde hace casi una década, un grupo de mujeres coordina el taller “Rompiendo Fronteras”. Allí, los internos del Servicio Penitenciario N° 5, ubicado en barrio Belgrano, pueden escribir, narrar y comentar sus vivencias y sentires. Vale la pena enterarse
Escribe Daniel Rodríguez
Especial para El Diario
En la enorme ciudad, con sus luces y sus sombras, diferentes historias convergen y se presentan día a día. Todas, sucesivamente, con una especie de mutismo. Silencio que finalmente desaparece cuando son exaltadas por alguna voz que se levanta para mostrar y exponer cómo y de qué manera se trabaja en todos los contextos.
En Villa María, más específicamente en barrio Belgrano, funciona el Servicio Penitenciario N° 5. Allí es donde, como un oasis en el desierto, se brinda un espacio para que diferentes internos puedan plasmar sus letras, sentires y pensamientos. Hablamos entonces de la literatura, que tal como la naturaleza (o la cultura) tienen el carácter de ser irrompibles sin importar por dónde tengan que fluir o transitar.
Pero, obviamente, esta cuestión no se lleva adelante así porque sí. Hay un grupo de mujeres que cada semana cargan con una hermosa e importante responsabilidad que a cada momento tiene lo más puro del ser humano, y hablamos de un sentido genuino en cuanto a lo que nos corre por las venas.
Allí, entre los paredones, trabajan Angeles Romero (licenciada en Politología), Claudia Ceballos (licenciada en Comunicación Social) y la psicopedagoga Luisina Cerón. Ellas, a través del Proyecto de Extensión de “Comunicación para la inclusión” que forma parte del Instituto de Extensión Universidad de Villa María (UNVM) brindan un taller denominado Rompiendo Fronteras. Este lugar, justamente, es donde diferentes internos e internas pueden volcar su realidad a través del puño y la letra. Es que este espacio, que anualmente publica una revista, es una margarita que crece en medio del lodo. Un puñado de páginas que nos llevan a encontrarnos con lo más puro de cada ser. Realmente vale la pena detenerse y posar nuestros ojos sobre las obras literarias; y, por esta cuestión antes mencionada, iremos intercalando algunos textos publicados, en lo trabajado en el taller de comunicación, con el correr de esta nota.
“El deseo de regresar/ Mi voluntad de aguantar / Mi sostén a caminar es mi esposo en la misma realidad / Una lucecita se asoma en la rotura de un ladrillo sobre el muro […]” (Vivir aquí – Anabela Farías).
En medio de la oferta de talleres que se brinda hay un espacio para las palabras, para la poesía, para la narrativa y para poder imprimir las cosas que durante la semana fueron escribiendo, imaginando pensando o darle finalmente la forma que mejor encuadre en lo narrado. Así es que, en la tarde de los martes, y desde mayo a noviembre, estos encuentros se llevan adelante en un “taller mixto” nos comenta Angeles Romero. Y agrega: “Se abre una convocatoria para que se sume el que quiera. Pero todo queda bajo el criterio del Establecimiento Penitenciario” (NdeR: se presume que la buena conducta tiene que ver con algunos estos requisitos).
“[…] Este lugar es el único espacio en que te sentís libre, nuestra mente sobrepasa las rejas y el muro. Entramos en contacto con los profesores que escuchan nuestra realidad y aprendemos ambos en este espacio”. Martín Caballero
“Este año venimos cambiando la metodología” agrega la politóloga en diálogo con El Diario. “ (antes) veníamos trabajando con grupos de entre quince y veinte participantes en un aula. Ahora, en cambio, dividimos todo en tres grupos y nos ubicamos en la biblioteca por una cuestión de espacio”. Allí, es donde por medio de artículos periodísticos, videos, cortos y demás, se van exponiendo de manera metodológica y didáctica, diferentes disparadores para que luego los asistentes puedan desarrollar (con albedrío propio) aquello que le genera cada cuestión plasmada. Durante un año, por ejemplo, el Mundial de Fútbol era lo que los atravesaba, entonces se trabajó con la Copa del mundo en dicho año.
“[…] Ahora la suerte cambió / tengo ganas de vivir / de querer y de sentir/ […] y no es que sean macanas”. (Mi compañera – Mauricio Supertino)

La temática
Otra cuestión no menos importante a la hora de presentar una tarea anual es la elección de los tópicos que se van a profundizar. Las que, en algunos momentos, van directamente a integrarse en la realidad de cada uno y tocar alguna fibra. Respecto a esto, una de las coordinadoras (Angeles) define: “Trabajamos diversas temáticas y la idea de la producción es por bloque. Se apunta y se hace hincapié en la identidad. Reconocerse en un tiempo y espacio determinado. Proyectarse en un futuro no tan inmediato y romper con la idea del no reconocimiento”; una tarea por demás interesante en estos tiempos que corren y con una sociedad que siempre evita mirar la raíz de algunas cuestiones que obviamente nos son propias en nuestra condición humana.
“Estimado hijito: […] quiero decirte que me encanta cuando contás y pronuncias “cuaco” en vez de cuatro y me encanta tu hermosa sonrisa y que atiendas el teléfono cuando llama “papá” Tavo… y que me pidas que te coma la “oeca””. (Mi Memocho – Gustavo Sabugo).

Las obras
“El nivel creativo sorprende año a año”, subraya la entrevistada. Es que, a ciencia cierta, cuando uno recorre los distintos anuarios, se encuentra con textos que son por demás destacables. La fluidez, la manera de describir el contexto o cómo se transmiten cada una de las cosas que experimentan entre cuatro paredes hacen al lector poder sentir empatía y comprender que la humanidad y el deseo de superarse jamás mueren. Es una luz de esperanza necesaria para muchos. “Nunca se subestima, pero hay veces que supera lo que uno tiene pensado de antemano”. “Trabajamos muchos temas… hay una parte que tiene que ver con una idea nuestra de brindar un espacio en el que puedan expresarse. Poner en palabras lo que les pasa contar lo que les tocó vivir o en la realidad que están”.
“Planeo mi futuro, en comprarme un colectivo para hacerlo casilla, salir a vender mis trabajos y los trabajos que pudiera comprarle a los presos para venderles al turismo o en fiestas y muestras artesanales (Mi resiliencia – Fabián Pedernera)”
El grupo
La asistencia ronda entre los 18 y los 35 años; sabemos bien que esa edad es la media de la población penitenciaria. Hombres y mujeres, entonces, van sumándose año a año a la espera de poder publicar y encontrarse luego en tinta sobre papel. La revista “es esperada” menciona enérgicamente. “No solo por una cuestión personal sino para dársela a algún familiar. Hay un interés en poner en valor el trabajo propio y dar cuenta de que algo se hace ahí adentro. A ellos les interesa esta idea de que se escuche, de que se lea, de que se visibilice lo que se hace”.
“Vivir no es tan solo respirar/ ir y venir por el mundo, ganar dinero y ocupar un lugar en la sociedad/ […] Volver a la vida, los afectos, la familia, los valores espirituales, la sociedad. /Volver es una nueva oportunidad”. (Pedro Chávez)

El proyecto
El proyecto comenzó en 2009 pero Angeles se sumó en 2014 aunque “en 2013 ya había ingresado a trabajar por unas tutorías en Ciencias Políticas en el marco del Instituto de Ciencias Sociales”.
Cada tarea, cada trabajo, consigna o composición desprenden el mismo interés: el poder “escuchar al otro, el respeto, la empatía y a todo esto trasladarlo a lo que es la vida en el pabellón, lo que no es nada fácil”, aclara.
“Estudiar aquí dentro es aprender todos los días […] también para abrir la mente e ideas y darles solución a los problemas personales. También porque te alivia por dentro”. Facundo Fonsfría

En la Uni
Respecto a una apertura, el pasado miércoles 19 de septiembre se llevó adelante una charla-taller en el Campus de la UNVM. Bajo el título de “Comunicar para incluir: prácticas de expresión, escucha y escritura con personas en contexto de encierro”. Respecto a esto, Claudia Ceballos nos comenta que la actividad surgió “por una invitación del Instituto de Ciencias Humanas, desde Terapia Ocupacional, donde nos invitaron a compartir nuestro trabajo en otro espacio”.
En dicho taller, donde participaron Ceballos y Romero, se brindó entonces una charla amena donde se compartieron las experiencias de trabajo y se fueron exponiendo conceptos, trabajos, modalidades, actividades y un “encuadre conceptual y profesional” en palabras de Claudia. Vale la pena mencionar que no es la primera vez que se realiza dicha charla y que siempre son de un atractivo por demás provechoso.
“Aquí el tiempo es muy lento y cada día que pasa todo tu ser percibe la realidad e intentas resistirte, pero solo ves como tu vida simplemente pasa delante de ti” (Amigo lee mis palabras – Gabriel Nievas)
Sin duda, tras los muros la vida es mucho más difícil, pero una llama de esperanza se enciende cada vez que uno de ellos cruza la puerta para sumarse. Es un camino que comienza a iluminarse incluso cuando las sombras más oscuras acechan y los pensamientos pueden jugar una mala pasada. Con historias distintas, con un pasado que seguramente se agolpa y hace nublar la vista con lágrimas; pero, aun así, con la convicción de que saldrán ganando algo en medio de todo lo que pueden haber perdido en el camino. El saber que la vida siempre entrega una posibilidad de torcer la historia… esta vez para bien.

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