Luego del excelente film La piel que habito, Almodóvar volvió a las pistas. En este caso con
Los amantes pasajeros. Ésta no es más
que una película que se utiliza para no interrumpir sus trabajos constantes, ya
que no es más que un sketch humorístico de noventa minutos.
El espectador toma nota desde el primer momento respecto a la calidad de la trama y a lo que
vendrá con respecto a una película poco graciosa con un remate totalmente poco
interesante.
Es triste ver a grandes actores trabajando en una
película de éstas características.
Lo sexual atraviesa de una forma gigantesca toda la
película, pero con una exaltación mayor en el gay - la mayoría de los
personajes masculinos tienen tendencias homosexuales- , que deja de ser un
homosexual para convertirse en un “mariquita histérico”.
La utilización de un mismo espacio para toda la
película no se vuelve densa, pero las intervenciones ocasionales de nuevos
escenarios la vuelven burda y desdibuja cada una de las escenas, las cuales no
consiguen centrarse.
En cuanto a la trama, podemos decir que todas las
confesiones que se hacen son de forma muy veloz, tratando así siempre de
precipitar la acción siguiente. Desde el comienzo la película plantea un choque
con respecto a las formas de contar intimidades sin tapujo alguno. Sumado a lo
anterior, el eje de la trama sería una posible tragedia aérea, la cual es poco
tenido en cuenta y totalmente subestimada durante los minutos, por esa razón el
final llega con un interés realmente nulo.
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