Escrita en 1980 y llevada a al cine un par de años más adelante. Con personajes costumbristas. Con la muestra de que la dictadura y la injusticia eran prácticamente imposibles de abordar. Con un cantante de tango modesto y un boxeador en toda su talla (realmente actúa como tal) la trama se va desarrollando con total libertad y tranquilidad.
Un boxeador y una pelea que parecía fácil, un cantante y un recital que debe brindar; el trabajo parecía muy simple; pero no contaban con el burdo manejo de dicho lugar.
Soriano logra que el lector quiera continuamente dar vuelta la página.
Para emocionarse, para alegrarse y reírse con cada gota de humor que impone este terrible escritor argentino.
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