13 may 2011




CAVILACIONES - BORRADOR (x)

Los diarios seguramente jamás mencionen mi persona, muchos menos mi dolor de cabeza en este momento – ay, lector, si usted supiera cuanta fidelidad hay en estas líneas-.

Necesito compartir un recuerdo que se entrelaza con la actualidad, por momentos mi cabeza funciona de una forma tan soez y naif que me cuesta distinguir el pasado del presente, quizás esto no sea más que un fruto de mis afrentas pasadas que nunca he podido desterrar completamente de mi ser. Llevo conmigo cada una de las heridas, intento que dejen de sangrar cada día, me acuesto sangrando, despierto tras soñar despierto lo que no fui.

No hace mucho tiempo me encontraba yo bajo una parra, en Pasco, un pueblo del interior de Córdoba, evocando viejos recuerdos, adentrándome en el pasado que no es más que la sucesión de hechos de la que estoy creado (no soy más que el cociente de una sumatoria de hechos y errores).

Decidí traer por enésima vez a mi mente a Canela. Recordarla mientras bebía sorbo a sorbo una vieja botella de Gin que había dejado ahí hace unos años, tras un largo tiempo de peregrinaje.

Hondas cavilaciones iban adentrándome cada vez más en aquel nebuloso valle de recuerdos que aparentaban ser sueños que volvían a acercarme en medio de mi paz.

Sé que quizás hoy ya no me guste, sé que soy distinto, que me cansé de las mujeres repetitivas, de cosas simples. Siempre mi persona al encontrarse frente a un fenómeno que no requiere de rebusques mentales y que estén faltos de complejidad tiende a buscar y analizar uno a uno los actos que se van desatando en el durante; y de esa forma también pierdo oportunidades de abrazar a lo que no tanto tiempo después extrañaré a horrores.

¿Por qué decidí abandonarla? Es horroroso tener la seguridad de que hoy las cosas no podrían volverse atrás, la perplejidad que me golpea hoy la sien es mucho más fuerte que todas aquellas palabras que nombré al despedirla de mi vida para siempre.

Tuve por un momento la vaga y vana ilusión de todavía ser un ser amado, pensar que no soy tan cruel e intentar, tal como los asesinos, justificar cada uno de mis actos con explicaciones psicológicas de cuarto nivel. Pero, la botella, tal como mi tiempo, se habían acabado, la tarde desapareció y me encontré en medio de una tenebrosa oscuridad, bajo la parra, sentado conmigo mismo, recordando a Canela, metiéndola en mis recuerdos, encontrándola, encontrándome en su olvido.

Minutos después los pájaros volaban sobre mi cabeza uno a uno a sus nidos, yo, por mi parte, decidí esconderme bajo un techo, sabiendo que otra tempestad iba a comenzar nuevamente, y que esa vez no estaba preparado.





Oh, rayos, han actualizado la página !

1 COMENTARIOS DE LA VAGANCIA :

Lúnula Celeste dijo...

A veces es terrible darnos cuenta del paso del tiempo, y que en el sitio donde estaba la parra hoy se erige un edificio inmobiliario...

Te quiero amiguin..

De viejas tempestades

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