Londres en el 1800. Frío, lluvia, niebla, medicina y circos. Toda esa atmósfera cubre la historia que se lleva adelante de Victor Frankestein, doctor que conoce a Igor - el jorobado - en base a un accidente en un circo. Desde aquel momento, y hasta el final de la película, serán compañeros incondicionales y cada uno la voz de la conciencia del otro.
Con la dificultar de recrear un clásico y no morir en el intento; este remake, queda muy lejos de la historia que ya tiene muchísimos años y muchísimos intentos encima.
Obviamente, se lleva adelante la idea de resucitar muertos con partes de otros y volver a la vida después de la muerte dentro de un sótano en el cual se forman y se crean los desafíos a superar.
La trama es excelente, hay espacio para la amistad, el amor y los grandes revuelos de vestuario y escenográficos. Pero, lamentablemente, los monstruos, las peleas y los villanos parecen pasar a un tercer plano. La policía no es rival y los monstruos están menos de diez minutos (contados) en escena.
Meramente, no hubiese sido necesario llamarla de dicha manera, ya que sin aquel intento de encasillado podría haberle ido muchísimo mejor.
Drama. EE.UU., 2015, SAM 13 R, 109’. De Paul McGuigan Con Daniel Radcliffe, James McAvoy, Jessica Brown Findlay
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